DIANA Y TERESA

Plenitud
Diana y Teresa

Un cuento de hadas se convirtió en realidad en 1981. La princesa Diana cristalizaba un sueño ante 250 millones de espectadores de todo el planeta: tener el mundo a sus pies por el único privilegio de haber nacido en el momento y en el espacio adecuado. El principe consorte más codiciado del mundo hacía realidad el sueño de tantas mujeres que han esperado toda una vida convertirse en reinas de la noche a la mañana; 15 años después de la boda, 2,500 millones atestiguaban el sepelio mas célebre del siglo, de una mujer que moría, o fue eliminada, ¡nunca lo sabremos!, con sus sueños rotos. Una persona frustrada que intentaba reconstruir su vida después de un matrimonio decepcionante. La princesa del corazón roto recibía del mundo un último homenaje a la mujer que había poseído todo lo material, pero no había logrado alcanzar la plenitud.

Días después fallecía la madre Teresa de Calcuta, la mujer que en 1949 había comprometido su existencia con los más pobres de los pobres, quien había fracturado el paradigma de las misiones no para evangelizar, sino para ofrecer amor sin importar raza, color o religión a aquellos seres humanos cuya vida transitaba en la más extensa pobreza y marginación y que a su criterio debían llevar un adiós lleno de amor y ternura. Pocos fueron los espectadores y pocas las páginas que dedicó la prensa para aquella mujer que sin poseer nada, alcanzó la realización total.

El inconsciente colectivo mundial se reveló en el multicitado sepelio de la princesa inglesa. Se reflejaba la frustración de cientos de millones de personas que a pesar de poseerlo todo, no son felices y no con cierto morbo se expresaba una satisfacción amarga de que "los ricos también lloran y además se mueren", pero ante la plenitud de Teresa, no hubo admiración.

Teresa respondía a los demógrafos que se quejaban de que hubiera tantos niños en el mundo que "esa opinión era tan absurda como afirmar que había demasiadas estrellas en el cielo", y agregaba a quienes apoyaban el aborto como solución: "Para mí, las naciones más pobres son aquellas que han legalizado el aborto, temen a los más pequeños, temen a la vida aún no nacida". Esa mujer encontraba la eucaristía en forma de carne y hueso, amando y consolando a aquellos que habían vivido como animales, convencida de que "lo único capaz de convertir es el amor", siendo el núcleo de su evangelio la entrega incondicional a los últimos de la tierra.

Por supuesto no es noticia que alguien que se realiza plenamente pueda impactar ya que la materia prima del sensacionalismo periodístico es el sufrimiento y la desgracia.

Dos mujeres y un solo destino, un anhelo compartido: la realización, lo cual confirma la aseveración del maestro Viktor Frankl: "La realización es una consecuencia natural de la trascendencia". Cuando se encuentra un por qué vivir, el cómo surgirá en alguna forma y así el mundo se divide en una gran mayoría de frustrados que no han logrado su plenitud y una muy reducida minoría que ha encontrado la estrella de su existencia, "una causa a la cual servir y unos seres a quienes amar".

Recuerde: La plenitud se logra utilizando a fondo nuestras potencialidades.
"Para triunfar en la vida se necesita creer con firmeza en las posibilidades mas absurdas".
Guido de Verona

Reflexión:
1. ¿Qué diferencias y similitudes puede usted encontrar entre la princesa Diana y la madre Teresa?
2. ¿Cuál de ellas dos cree usted que logró una vida con mayor plenitud y por qué?
3. ¿Quién de las dos piensa usted que tenía mayor necesidad del reconocimiento de los demás y por qué?
4. ¿Cómo piensa que lograron su plena realización?
5. Ahora, piense en usted mismo. ¿Es usted feliz con lo que es y cómo está?
6. Si lo es. ¿cómo piensa compartir su felicidad con los demás?
7. Si no lo es, ¿cómo piensa buscar su plena felicidad?

VOA/ Psic.